El básquetbol de Gualeguaychú tiene un nombre propio que brilla con luz propia: Javier Mendoza. A sus 61 años y con una carrera de más de cuatro décadas, este árbitro nacido el 12 de junio de 1963, no solo ha dejado una huella imborrable en las canchas de la Asociación de Básquet Gualeguaychú y la Federación Entrerriana, sino también en el más alto nivel del básquet profesional.
Desde su debut en 1978 en un Torneo Provincial de Clubes Mayores Femenino en Concordia, Javier Mendoza ha arbitrado más de 5.000 partidos, desde categorías formativas como el minibásquet hasta finales de la Liga Nacional, consolidándose como una figura clave en el arbitraje nacional. Su trayectoria de 35 temporadas en la Liga Nacional de Básquet lo convirtió en un referente del deporte, siempre demostrando profesionalismo, pasión y compromiso en cada encuentro.
Javier comenzó su camino como árbitro a los 15 años, luego de obtener su licencia federativa. Motivado por el amor al básquet, que él mismo describe como “todo” en su vida, supo transformar su talento para el arbitraje en una profesión que le permitió vivir plenamente su pasión. “El básquet me formó, me educó y me enseñó valores que aplico tanto en el deporte como en la vida diaria”, señala con gratitud.
Una vida dedicada al deporte
A lo largo de su carrera, Javier Mendoza nunca distinguió un partido más importante que otro. Para él, cada encuentro, desde un juego de U13 hasta una final profesional, tuvo el mismo valor: ser parte de una cancha de básquet era siempre motivo de felicidad. Como él mismo dijo: “He tenido partidos muy importantes, pero no quiero hacer distinciones. Todos fueron especiales”.
El básquet no solo fue su vocación, sino también su escuela de vida. Este deporte le permitió inculcar valores a su familia y convertirse en una figura de inspiración para las nuevas generaciones de árbitros.
Consejos para las nuevas generaciones
En su despedida, Mendoza compartió su consejo para los jóvenes árbitros: “Lo importante es que se puede hacer todo a la vez: estudiar, trabajar y arbitrar, pero siempre con responsabilidad y dedicación. Solo la constancia y el compromiso llevan al éxito”.
Hoy, al mirar atrás, Javier Mendoza no solo deja un legado de profesionalismo y amor al básquet, sino también una profunda gratitud hacia la Asociación de Básquet Gualeguaychú, la institución que lo formó y le permitió crecer. A ellos, y a todos los que lo acompañaron en este viaje, les dedica un mensaje final: “Gracias por darme la oportunidad de hacer del básquet mi vida”.
Un gran reconocimiento a quien, con su silbato y su pasión, marcó un antes y un después en el básquet de Gualeguaychú y de todo el país.
Dic 02